jueves, 19 de febrero de 2015

TESTIMONIOS DESESPERADOS, MEDIDAS DESESPERADAS

Llego a mi esteticista particular, me tumbo en la camilla y, mientras me sumerjo en el fabuloso y relajante mundo de la depilación (ja!), la susodicha profesional en lo suyo (a la que llamaremos -A-)  y yo (que llamaremos –B-) mantenemos la siguiente conversación:

A: He engordado 3.5 kg en navidades pero ya me han dado una dieta con la que voy a adelgazar 5 kg en una semana.

B: ¿Te la ha dado quién?

A: Una amiga. Está muy bien, no pasas hambre. Lo que pasa que un día por ejemplo solo comes pollo (toda la cantidad que quieras), otro solo fruta,…



B: ¿Por qué haces siempre esas locuras? Sabes de sobra, por tu experiencia propia, que vas a hacer esta dieta, vas a adelgazar X kilos a mucha velocidad y dentro de dos semanas te vas a hartar, te vas a pegar el atracón durante un tiempo y vas a engordar el doble de lo perdido. Y la semana siguiente te dan otra dieta y vuelta a empezar…

A: ¡Ya lo sé! Pero es que estoy desesperada. No sé qué hacer ya, ninguna dieta me vale.

Entre los maravillosos tirones y lo que me estaba contando esta mujer, podéis imaginar cómo estaba mi cuerpo. Aumentando el estrés por momentos y poniéndome la vena del cuello como una pata de elefante…
Amiga mía, quizá ninguna dieta “te vale” porque:

*Coges la que le funcionó a la amiga de una amiga.
*Todas son de calorías muy reducidas (de hasta 600 kcal, madre mía…)
*Restringen muchos alimentos, sin ninguna razón. (Hace poco otra señora me dijo que en una dieta que estuvo haciendo le prohibían los guisantes. ¿HOLA?).
*Son aburridísimas.
*No se adaptan a tus gustos y costumbres.
*No tienen en cuenta tu ritmo de vida, horarios o economía.
*Nadie te lleva un control, aconsejándote de manera profesional y haciendo los cambios oportunos.
*No combinan la buena alimentación con el ejercicio.
*Proporcionan al cuerpo unos cambios bruscos y sin fundamento...

NUNCA pongas por encima en tu escala de valores lo rápido sobre lo sano. 
Sé consciente de que cuerpo solo tienes uno y que NO va a soportar locura tras locura.

Párate, piensa. Si tuvieras un tumor ¿dejarías que una amiga te pasara una máquina que le fue bien a una amiga de una amiga que, por cierto, la terminó palmando? ¿O irías al médico? Si tienes un poco de sentido común, visitarías a un profesional en oncología.
¿Por qué tus hábitos alimenticios son menos importantes? De momento, por desgracia prácticamente los DN no existimos en la sanidad pública, pero seguro que en tu ciudad puedes encontrar algún buen profesional del tema. ¿La consulta de un dietista te parece cara? Espérate a ver cuánto gastas en medicinas, pruebas diagnósticas y disgustos si sigues “en tus trece”…

Gracias por leernos, Nutrientérate.

(Laura Massía)

2 comentarios:

  1. Genial, este artículo, lo que cuentas me suena y mucho!!

    ResponderEliminar
  2. Una alegría que te guste. La verdad que seguro que son historias que, por desgracia, escuchamos millones de veces los que nos dedicamos a la nutrición. Y siguen sin darnos el derecho a estar presentes en la sanidad pública, con lo que ayudaríamos!!!

    ResponderEliminar

Tu opinión siempre es interesante, ¡compártela!