¿O no?
Es broma, esto no es un estudio súper fiable. Solo es una
historia, bueno dos. Un n=2 que me apetecía contar, sobre cómo se alimentaban
nuestros progenitores cuando eran pequeños y vivían una vida totalmente
diferente a la que viven (y vivimos) ahora.
¿Nunca os habéis preguntado cómo hemos llegado a esto? A
este punto donde la obesidad y sus enfermedades asociadas matan más vidas que el
tabaco. Seguro que sí.
Y, lecturas oficiales a parte, ¿nunca os habéis
preguntado cómo era el tema antes? Yo sí. Y por ello estos días he estado
ejerciendo de entrevistadora (a partir de ahora “E”) con mis padres (no tengo
abuelos a los que preguntar sobre su época), para aprender un poco más sobre
cómo era su alimentación durante la infancia-adolescencia.
Me parecen dos buenas historias, sobretodo porque se
trata de dos personas de orígenes bastante diferentes, a pesar de pertenecer a
la misma generación (ambos nacieron a finales de la década de los 50) y al
mismo país. Os los presento:
Él
(a partir de ahora “P”) nació en un pueblecito de la sierra norte de Sevilla y
su día a día siempre estuvo ligado al campo. Su familia tenía una granja (lo
que él llama “La huerta”) en la que trabajaban la tierra y cuidaban animales como
actividad económica. Físicamente era un niño “normal”, ni delgado ni rollizo.
De más mayor, siempre fue un joven fuerte de espaldas anchas. ¿Hoy en día? Lo
descubriremos después.
Ella
(a partir de ahora “M”) siempre ha sido
una urbanita que pasó su infancia y adolescencia entre Madrid y Melilla, en el
seno de una familia militar. Físicamente se recuerda a sí misma como una
persona bastante delgada.
En twitter lancé una encuesta sobre cuál creíais que
sería el pilar fundamental de su dieta. Las opciones eran las que veis abajo y
la encuesta, a unas horas de terminarse, iba así:
Si queréis conocer cómo continúa este “estudio”,
seguidme.
E: ¿Recuerdas
cuántas veces comías al día?
P & M: 4 veces normalmente: Desayuno, comida,
merienda y cena.
E:
Interesante, ¿y qué desayunabas?
P:
Café con MUCHA azúcar y leche, acompañado de pan, en ocasiones esporádicas
frito. Un pan que nada tiene que ver con el que hacen ahora, claro. ¡Menudo
pan!
Si algún día no desayunábamos en la casa,
tomábamos unos chorritos de leche de la vaca mientras la ordeñábamos. (Hoy en
día esto es de ser un kamikaze, sí)
M:
Colacao con galletas María Fontaneda.
Ays... ya por estos años pegaba fuerte la industria del azúcar y los procesados. ¡Qué pesados!
E:
Vale… Dime alimentos o platos que solieras comer bastante en las comidas y cenas.
P:
A mediodía siempre puchero, de garbanzos o alubias, con carne de cerdo que era
lo que más teníamos, de la matanza. Verduras, cuando había y las que había,
según la temporada y la cosecha que tuviéramos, que por cierto era la mejor del
pueblo (dicho por los clientes).
¿El
secreto? Regábamos el huerto con las AGUAS RESIDUALES del pueblo.
Fruta
sí que comíamos mucha, directamente del árbol, claro. Por las noches
normalmente arroz, patatas, alguna tortilla, sopas,…
Pescado…poco,
nada. Alguna vez X traía una caja de sardinas o un trozo de cazón para vender a
todo el pueblo, así que comías cuando lo pillabas.
M:
Comíamos bastante pescado, tanto en Madrid como en Melilla, ya que en ambos
sitios siempre ha habido buen pescado y a buen precio. De carne, sobretodo
cordero, que era lo que más se consumía en Melilla De platos, generalmente guisos caseros y para
cenar recuerdo los huevos fritos con patatas.
E:
Perfecto. Como has dicho que merendabas, ¿me puedes decir el qué?
P:
Casi siempre pan con una “jícara” (aquí usado como “onza”) de chocolate. A
veces, si mi madre no había vendido toda la leche, le sacaba la nata, la
mezclaba con un montón de azúcar y la untábamos en el pan.
Ocasionalmente
también mortadela, de eso siempre solía haber.
A
por los yogures se iba a la farmacia, así que era más un “medicamento” que un
alimento normal.
Me chifla esta visión prácticamente terapéutica del yogur (natural en su sentido más tradicional y práctico). Hoy en día hemos hecho tantas aberraciones con este lácteo que deberíamos dejar de llamarlo yogur, al menos a la mayoría de mierdas que se venden.
M:
Yo también solía tomar pan con chocolate o con la nata, ¡estaba buenísimo!. De
embutidos un jamón cocido de lata que les daban a los militares.
Los
yogures eran algo “excepcional”, se los daban a mi abuela porque estaba malita
y ella nos los pasaba a nosotros.
E:
Vaya, embutidos. Hablando sobre ellos, ¿comías jamón curado, quesos, chorizos,…
habitualmente?
P:
No. Chorizos y esos productos de la matanza algo más, pero quesos solo si mi
madre hacía alguna vez y jamón… Mi padre curaba 2 o 3 al año, para las
ocasiones especiales (Navidad, feria del pueblo). Pero vamos, en casa éramos 9,
así que imagina lo que duraba el jamón.
M:
Por lo general, no.
CONCLUSIONES
DE LA ENTREVISTA:
ü La
dieta de ambos se basaba en hidratos de carbono en un mayor porcentaje que el resto de macros. Pero hablamos, en su mayoría, de que daba la tierra en
cada época, no los que da Bimbo Donuts Iberia SA.
ü Sin
duda la alimentación de cada uno estaba totalmente influenciada por la zona en
la que vivían. ¿Igualito que ahora verdad? Que alguien de Cuenca puede
alimentarse a base de sushi y pizza pomodoro o uno de Asturias puede comer
frutas exóticas traídas de la Conchinchina en cualquier época del año, cada
día.
ü Probablemente
no comían en abundancia, pero indudablemente no pasaban hambre. Eso sí, gran
parte de la energía la quemaban al aire libre. Él trasteando por el pueblo con
sus amigos y ella en la playa con los suyos.
ü Aunque
por supuesto los procesados no invadían su dieta, me sorprende que ya existiera
la costumbre de desayunar colacao con galletas industriales, al menos en la
ciudad. Lo que me lleva a pensar que igual seguir con el mismo mensaje y hábito que hace 60 años no nos da una
imagen de que hayamos evolucionado mucho.
ü Aún
observando bastantes diferencias entre una y otra dieta, puedo decir que los
dos tuvieron una infancia y adolescencia saludable y sin enfermedades por
carencias de vitaminas, omegas, minerales,…
¿CÓMO ES SU SITUACIÓN DE SALUD GENERAL ACTUALMENTE?
Hoy en día, sus vidas son casi gemelas, probablemente por
el hecho de haber abandonado sus respectivos mundos hace bastantes décadas para formar uno en común. Ambos son personas con problemas de peso y patologías
asociadas (HTA, síndrome metabólico, problemas respiratorios,…).
Mi visión personal del asunto es que el haber pasado una
juventud-madurez de muchísima carga de trabajo, comer lo que el sueldo podía
permitirte (en su mayoría comida barata y siempre priorizando lo mejor para sus
hijas. Son ángeles de la guarda, esto tenía que decirlo) y llevar una vida
bastante sedentaria, sobretodo los últimos 20 años, pasa factura, por muy
idílica que haya sido tu infancia en cuanto a salud, alimentación y ejercicio se
refiere.
Aún así, siguen siendo personas activas y emprendedoras,
que luchan por superar el día a día; y de esto sí “le echo la culpa” a que
la gente de generaciones atrás está
hecha de otra pasta
CONCEPTOS
FUNDAMENTALES A TENER EN CUENTA COMO CONSEJO GENERAL:
CONCLUSIÓN
FINAL PERSONAL:
Tras este desenlace de la historia, y dándole una vuelta
al tema, he llegado a una conclusión que podría resumir en una breve moraleja:
-No importa lo que hayas hecho en el pasado, ya pasó y no
lo puedes cambiar. Si fue bueno, mejor para ti, si no, aquí estás, vivo para
cambiarlo. No siempre se te pone todo a la mano, y hay épocas más difíciles que
otras, en las que la corriente perversa te lleva con demasiada fuerza. Una vez
superada, puedes volver a crearte a ti mismo. Nunca es tarde para hacerlo. Da
igual si tienes 30, 40 o 60 años-
¿Cómo lo veis? ¿Sorprendente o predecible? ¿Se os ocurren
más preguntas para hacerles?
Podéis dejar todas las ideas que queráis en los
comentarios o mandar un MD en la cuenta de twitter @nutrienterate
Gracias por leernos, Nutrientérate.