martes, 18 de abril de 2017

Que no es por mí, es por ti. Joder.

No, no tienes que "ponerte a dieta" porque alguien te ha dicho que has cogido unos kilitos.

No, no tienes que intentar dejar la comida basura para que otros te vean mejor.

No, no tienes que pensar en comer más saludable para que tu familia deje de darte la charleta.

No, no tienes que proponerte practicar ejercicio porque has visto a una en la TV que hace crossfit y está cañón.

Es una cuestión de prioridades. De toma de decisiones. Por ti, y solo por ti.



¿Cuál es el plan? La línea es fina, y la obesidad mata. Directa o indirectamente.

Quieres ver que pasará a tu alrededor muchos años más o simplemente te da igual. 
Quieres saber si serás madre, tío, abuela, o te da igual. 
Quieres comprobar si sacarás esos exámenes tan difíciles, si viajarás a ese sitio tan deseado o si llegarás a conquistar a esa persona por la que suspiras, o realmente te la pela.

¿No quieres perderte lo que vendrá?
La línea es fina. Todos acabamos, sí, pero el cuándo y el cómo es una incógnita a la que SÍ puedes darle forma de alguna manera.

Si me preguntaran por qué yo intento llevar una vida saludable una de las respuestas sería clarísima (los que de verdad me conocéis adivinaréis la respuesta, seguro): La muerte me da pavor, pánico, de las pocas cosas que de verdad me quita el sueño.
Por eso cuido mi cuerpo, para alargar lo más posible el cuándo y hacer lo más favorable posible el cómo.

Así que hazte un favor. A ti.
Encuentra tu momento, organízate y empieza a cuidarte.

NADA puede estar por encima de tu salud, porque sin ella no habrá NADA.