Llego a mi
esteticista particular, me tumbo en la camilla y, mientras me sumerjo en el
fabuloso y relajante mundo de la depilación (ja!), la susodicha profesional en
lo suyo (a la que llamaremos -A-) y yo
(que llamaremos –B-) mantenemos la siguiente conversación:
A: He engordado 3.5 kg en navidades
pero ya me han dado una dieta con la que voy a adelgazar 5 kg en una semana.
B: ¿Te la ha dado quién?
B: ¿Por qué haces siempre esas
locuras? Sabes de sobra, por tu experiencia propia, que vas a hacer esta dieta,
vas a adelgazar X kilos a mucha velocidad y dentro de dos semanas te vas a
hartar, te vas a pegar el atracón durante un tiempo y vas a engordar el doble
de lo perdido. Y la semana siguiente te dan otra dieta y vuelta a empezar…
A: ¡Ya lo sé! Pero es que estoy
desesperada. No sé qué hacer ya, ninguna dieta me vale.
Entre los
maravillosos tirones y lo que me estaba contando esta mujer, podéis imaginar
cómo estaba mi cuerpo. Aumentando el estrés por momentos y poniéndome la vena
del cuello como una pata de elefante…
Amiga mía,
quizá ninguna dieta “te vale” porque:
*Coges la
que le funcionó a la amiga de una amiga.
*Todas son
de calorías muy reducidas (de hasta 600 kcal, madre mía…)
*Restringen
muchos alimentos, sin ninguna razón. (Hace poco otra señora me dijo que en una
dieta que estuvo haciendo le prohibían los guisantes. ¿HOLA?).
*Son
aburridísimas.
*No se
adaptan a tus gustos y costumbres.
*No tienen
en cuenta tu ritmo de vida, horarios o economía.
*Nadie te
lleva un control, aconsejándote de manera profesional y haciendo los cambios
oportunos.
*No combinan
la buena alimentación con el ejercicio.
*Proporcionan
al cuerpo unos cambios bruscos y sin fundamento...
NUNCA pongas
por encima en tu escala de valores lo rápido sobre lo sano.
Sé consciente de
que cuerpo solo tienes uno y que NO va a soportar locura tras locura.
Párate,
piensa. Si tuvieras un tumor ¿dejarías que una amiga te pasara una máquina que
le fue bien a una amiga de una amiga que, por cierto, la terminó palmando? ¿O
irías al médico? Si tienes un poco de sentido común, visitarías a un
profesional en oncología.
¿Por qué tus
hábitos alimenticios son menos importantes? De momento, por desgracia
prácticamente los DN no existimos en la sanidad pública, pero seguro que en tu
ciudad puedes encontrar algún buen profesional del tema. ¿La consulta de un
dietista te parece cara? Espérate a ver cuánto gastas en medicinas, pruebas
diagnósticas y disgustos si sigues “en tus trece”…
Gracias por leernos, Nutrientérate.
(Laura Massía)
Genial, este artículo, lo que cuentas me suena y mucho!!
ResponderEliminarUna alegría que te guste. La verdad que seguro que son historias que, por desgracia, escuchamos millones de veces los que nos dedicamos a la nutrición. Y siguen sin darnos el derecho a estar presentes en la sanidad pública, con lo que ayudaríamos!!!
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