jueves, 12 de febrero de 2015

SON NIÑOS, NO TONTOS (PARTE II) ¿PADRES O JEFES AUTORITARIOS?

Últimamente en las redes sociales / restaurantes / zonas de ocio que suelo frecuentar veo / leo situaciones que hacen que me plantee muchas cosas.

Escenas en las que padres, la mayoría probablemente con la mejor intención del mundo, tratan a los niños como seres muy inferiores, creyendo que solo “los mayores” sabemos todo lo que hay que saber de la vida. ¿En serio? Porque yo tengo 24 años y sigo sin saber una mierda de nada.
Podría extenderme mucho y poner ejemplos de distintos ámbitos de la vida en que estas cosas ocurren, pero como este es un blog sobre alimentación y buenos hábitos, me centraré en ello.

Con algunos ejemplos reales y mis conclusiones, creo que llegaremos a entendernos todos mejor. Antes de nada, debo decir que no soy madre (ni tengo un amor increíble por los niños, la verdad), pero me gustaría que creáramos personas con sanos y firmes valores e ideas.

EJ. 1: [Niño en un restaurante: “Mamá, yo de postre quiero pudding de frutas”. Respuesta de la madre: “Jaja, qué dices, si no sabes ni lo que es”.]

¿Y lo mejor que se te ocurre es reírte de él? Quizá sería más productivo que le explicaras lo que es y que, si sigue queriéndolo, le dejes pedirlo. A lo mejor le encanta y se anima a probar otras cosas que nunca pensaría que le gustaran. O tal vez lo pruebe, no le guste y no quiera comérselo. Pero, ¿a caso los adultos nos comemos todo lo nuevo que probamos? A mí personalmente me encanta experimentar platos nuevos, y no siempre acierto. Cuando esto pasa, puede que haga el esfuerzo de comérmelo o tal vez a algún compañero de mesa le apetezca, o no, y finalmente tendré que dejarlo en la mesa (Si lo dejas prácticamente intacto, sin guarrearlo, seguramente algún camarero le dé buena cuenta cuando lo recoja).

EJ. 2: [Niño en un restaurante: “Quiero agua para beber”.
Respuesta de los padres: “Hemos salido a comer fuera, pide una cocacola”]

Si te da vergüenza que el niño sea más sano que tú mism@, aprende y calla.
La mejor bebida para acompañar una comida es y será siempre el agua. Así que no animes al pequeño a tomar productos poco saludables solo porque te parezca que beber agua en un restaurante es de “tristes” (no se me ocurre otra razón para que alguien haga eso).

EJ. 3: [Padres en un restaurante: “Para el niño un menú infantil, que no le gustan las cosas raras”.]

¿A qué llamas cosas raras, a lo que vas a pedir tú para comer? En un restaurante hay tanta variedad para elegir en la carta normal, que dudo que el niño haya probado TODAS las cosas como para saber que nada le gusta.
Diría que se trata más bien de ir a lo fácil. De hacerte un poco el vago y elegir (de nuevo no dejando libertad de elección personal) para el niño un plato muy palatable (lleno de rebozados, embutidos, fritos y azúcares) con el que es más fácil que no te dé la tabarra durante la comida. Pero es que amigo, tengo entendido que criar a un hijo no es nada fácil, así que aplícate y échale ganas, no cara.
Una buena opción es elegir entre toda la familia, platos para compartir, dejando que el niño “vote” por algunas opciones y pueda probar lo que le apetezca. Así si no le gusta, podéis acabároslo el resto. ¡Puede que os sorprendáis y tengáis que pedir más merluza en salsa verde porque el peque ha chupado hasta el plato!

En todas las situaciones que he resumido se ve totalmente coartada la libertad del niño. Podría poner mil ejemplos más, pero creo que por hoy será suficiente.
Los niños son personitas pequeñas a los que les queda mucho por aprender, y somos los adultos los que tenemos que elegir la mejor manera de que lo hagan.
Me gustaría resaltar que trabajando en restaurantes, he visto como la mayoría de los niños de otros países leen solos la carta, consultan a sus padres lo que no saben y piden por voluntad propia platos compuestos de  muchísima más verdura, hortalizas y alimentos saludables en general, que “los nuestros”. Ahí lo dejo.

Para terminar, animo enérgicamente a que demos “libertad controlada” a las nuevas generaciones para que aprendan también un poco por ellos mismos, tomando sus propias decisiones.
Equivocarnos es humano y normal, rectificar y mejorar es de sabios ;)

Gracias por leernos, Nutrientérate.
(Laura Massía)


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