Puede que
hace años ninguno pudiéramos discutir que la vida en el campo era más saludable
que en cualquier urbe.
Sus gentes
se dedicaban a trabajar el campo durante largas horas, criar animales y
alimentarse de lo que ellos mismos producían. Llevaban lo que se puede casi
considerar una vida ejemplar: buena actividad física + comida real + entorno
perfecto y sano.
Pero hoy en
día la cosa ha cambiado bastante, al menos en el pueblo que yo frecuento. Os
contaré.
Hablo de un
lugar en la sierra norte de Sevilla, escondido y rodeado de naturaleza. Habitan
unas 1500-2000 personas. De los más mayores no hablaré, porque bastante han
hecho ya en su juventud, sacando adelante tierras, ganado y familias numerosas.
Pero los jóvenes tienen tela marinera…
En el pueblo
no hay un gran supermercado, cines, o establecimiento Mcbasura pero da igual,
porque la juventud ya se las apaña para alejarse lo más posible de lo que
cualquier persona puede pensar que se hace en un pueblo. Fuman y beben desde
una edad bien temprana, solo van al campo si han alquilado un cortijo donde
hacer una fiesta y las frutas y verduras las ven el huerto de sus familiares
pero nunca llegan a sus bocas. Lo que sí llegan son helados, bolsas de gusaniguarrerías
y bebidas azucaradas para exportar.
Yo frecuento
el pueblo poco más de 6-8 días al mes y os aseguro que conozco muchos más
rincones de los paisajes que lo rodean que el 80% de los adolescentes que viven
allí. Ni andan, ni corren, ni practican ningún deporte si no es en un
campeonato puntual que se organice en verano.
Sin embargo
(como no podía ser de otra manera) no toda la culpa es suya. Los padres ya no
se encargan de llevar de excursión a los pequeños a ver la flora y fauna de su
propio entorno. Se puede disfrutar de largas caminatas por la montaña e inlcuso puedes tener la suerte de encontrarte con animales tan bellos como el "venao" pero no, parece que eso ahora no interesa mucho ya.
Los dos pequeños supermercados que hay se nutren de estanterías repletas de bollería industrial, comida procesada y bebidas alcohólicas. Y cuando digo repletas no exagero, el local más grande tiene 1 pasillo entero dedicado a los dulces, hay más variedad que en Carrefour.
Paradójicamente, a veces se hace difícil encontrar en estas tiendas zanahorias, pimientos o pepinos. El pescado es escaso y caro (aunque en un pueblo remoto de interior no sé si se podría hacer algo más), la carne: casi exclusivamente cerdo; comprar ternera es difícil y caro (a pesar de que sí se cría ganado bovino), y del pavo o el conejo nunca se supo nada.
El pan poco se parece al que hacían antaño, como explicaba mi padre aquí
Los dos pequeños supermercados que hay se nutren de estanterías repletas de bollería industrial, comida procesada y bebidas alcohólicas. Y cuando digo repletas no exagero, el local más grande tiene 1 pasillo entero dedicado a los dulces, hay más variedad que en Carrefour.
Paradójicamente, a veces se hace difícil encontrar en estas tiendas zanahorias, pimientos o pepinos. El pescado es escaso y caro (aunque en un pueblo remoto de interior no sé si se podría hacer algo más), la carne: casi exclusivamente cerdo; comprar ternera es difícil y caro (a pesar de que sí se cría ganado bovino), y del pavo o el conejo nunca se supo nada.
El pan poco se parece al que hacían antaño, como explicaba mi padre aquí
Al final, los
que disfrutamos y sacamos partido de lo que el campo nos presta y da somos los
de fuera, que sabemos que eso es un tesoro que hay que aprovechar siempre que
se pueda.
No voy a
decir que todo el pueblo sea sedentario y esté mal alimentado, pero me
atrevería a decir que el 90% de los menores de 20 años lo es y está. No sé bien
cuál sería la mejor estrategia para cambiar esto pero algo se debería hacer.
Me
encantaría saber que no todos los núcleos rurales se están volviendo como este,
contadme y dadme esperanzas, ¡por favor!
Gracias por
leernos, Nutrientérate.
(Laura
Massía)
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